En su Códice Sobre el Vuelo de las Aves, encontramos el posible testimonio de que Leonardo Da Vinci tenía una fascinación por la suspensión de los cuerpos en el aire; pero no sólo por el hecho mismo, sino por su potencial para llevar a la humanidad hacia nuevas alturas.
Cuando tememos que alguien “descubra nuestra imperfección” no solamente estamos negando las enseñanzas del pasado, también nos negamos la oportunidad de seguir aprendiendo. Dejamos de disfrutar el camino.
Gran parte de mi adolescencia y adultez temprana las pasé tomando decisiones basadas en el miedo. Como Alicia en el país de las Maravillas, buscaba un camino que me sacara de donde me encontraba. No me importaba hacia qué sitio me dirigiera, sólo quería salir de allí. Pronto.
Cuando planeamos, buscamos obtener la estabilidad del camino trazado; pero, si somos sinceros, sentiremos nuestro ser estremecerse ante las posibilidades, la incertidumbre y la desnudez de nuestra existencia efímera.